Les Creations de Monsieur Dior Diorella Christian Dior

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Les Creations de Monsieur Dior Diorella Christian Dior

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Les Creations de Monsieur Dior Diorella Christian Dior comprar en linea en ScentBit

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Descripción

Les Creations de Monsieur Dior Diorella de Christian Dior es una fragancia de la familia olfativa Chipre Floral para Mujeres. Les Creations de Monsieur Dior Diorella se lanzó en 2009. La Nota de Salida es limón de Amalfi (lima de Amalfi); la Nota de Corazón es madreselva; la Nota de Fondo es vetiver.

2 reviews for Les Creations de Monsieur Dior Diorella Christian Dior

  1. :

    4 out of 5

    Reseña basada en la formulación actual (no recuerdo si llegué alguna vez a oler el Diorella vintage, y con todo, veo que la reseña previa y las muchas que hay en la versión inglesa de Fragrantica, tiran para la misma dirección).
    Diorella fue uno de esos perfumes míticos de los setenta, destinados a mujeres profesionales, dinámicas y asertivas, para las cuales la inteligencia y la voluntad eran el primer rasgo de belleza, pero que no renunciaban a la elegancia combinada con la practicidad, a sentirse atractivas y bien. Un miembro de la misma tribu ilustre de perfumes secos, verdosos, amargos, achipriados, un poco sucios, herbáceos y refrescantes. Private Collection y Alliage de Estée Lauder, Nº 19 de Chanel, Eau de Lancaster, Empreinte y Eau de Courreges, Eau de Lâncome, Fidji de Guy Laroche, Silences de Jacomo, Rive Gauche e Y de Yves Saint Laurent…
    Ahora, como otros perfumes “antiguos”, la han relegado al estatus prestigioso y a la vez marginal de “Guest Star”. Está, con otras igualmente medio desechadas, en la colección “Les Creations de Monsieur Dior”( [literal]: cuando Diorella se sacó, Christian Dior llevaba como veinte años muerto). El tester lo tienen casi escondido en las tiendas, como si les diera vergüenza sacarlo, o sólo esperaran que lo pidiera alguna señora excéntrica, de esas que llevan el mismo perfume desde hace treinta años y se niegan obstinadamente a cambiar. Y con razón…
    El Diorella original llevaba melón, notas verdes, cítricos y albahaca en la salida; rosa, clavel, melocotón, ciclamen, madreselva y jazmín en el corazón; pachulí, musgo, vetiver y almizcle en el fondo. En esta nueva Diorella, las notas se han reducido a tres, en la más fiel y conmovedora de las exclusivas minimalistas: limón, madreselva y vetiver. Ahora voy a contar qué es lo que huelo yo.
    Apertura: una pizca de aldehídos abúlicos, y unas florecillas blancas imprecisas y bastante anémicas; corazón, ambientador de limón sintético, que reaparece chirriando de tanto en tanto; fondo, un comino feo, reminiscente de sudor reseco y mugre antigua con toques ligeramente musgosos y almizcle blanco, el tipo de almizcle de los suavizantes para la ropa de gran consumo. Al cabo de un rato aparece una nota mentolada rara que me hace pensar en dentífrico. Durante dos horas, aproximadamente, la potencia y el sillage son muy intensos; luego se queda en un perfume de piel.
    Esto es un perfume de Dior, y donde yo vivo se vende (el Eau de Toilette, conviene precisar) a 90 €.
    Una desvergüenza y una verdadera tragedia.
    Esta Diorella me hace pensar en una mujer que cuarenta años atras fue muy bella e inteligente. Hoy, es una anciana que vive en condiciones precarias de abandono y descuido, ni que decir tiene que su belleza se ha esfumado, y que además sufre de un Alzheimer galopante. De tanto en tanto -muy de tanto en tanto- un gesto suyo o alguna palabra perdida, sugieren lo que una vez fue. Algo en este Diorella revela vislumbres de lo que una vez fue un perfume audaz y hermoso y hoy es un aguachirle sin fuerza y deslavazado, un mero fantasma borroso de su pasado esplendor. Se ve aquí una gran fragancia arruinada por las limitaciones en el uso de ciertas materias primas, por el desinterés, por la tacañería de la casa Dior o por lo que sea. Yo me inclino por una combinación de las tres. Dior ha dado ya suficientes pruebas de que su glorioso legado le importa un pepino, y que lo único que busca ya a estas alturas es ordeñar hasta la extenuación los otrora prestigiosos nombres de Miss Dior y Eau Sauvage para lanzar al mercado productos tan caros como mediocres en una vertiginosa progresión geométrica que quizá interese a las adolescentes de hoy, pero que a las mujeres de mañana (y todas las adolescentes de hoy llegarán a ser mujeres a menos que se acabe de pronto el mundo y muramos todos; lo que no me parece tan improbable, visto lo visto) llenará de tedio. Al conocedor de hoy sólo le llena de rechazo.
    Para tener un perfume en este estado, ¿merece la pena continuar su permanencia en el mercado..? ¿Merece la pena prolongar con encarnizamiento terapéutico la vida de una anciana enferma de manera crónica y terminal? ¿No sería mejor llevarse de ella el recuerdo de un sueño glorioso, y no el de patético fantasma de lo que una vez fue..?

  2. :

    5 out of 5

    Diorella me ha enseñado muchas cosas sobre perfumería a lo largo de mi vida. Cuando la olí por primera vez durante mi infancia me fascinó. Entendí cómo de complejo podía llegar a ser un perfume tan pretendidamente simple, cómo matices muy diversos podían cohabitar en una única fragancia en ese bello arte volátil que ya a mis 10 años empezaba a adorar.
    Cuántos matices se escondían en aquel perfume de los viejos años 70, tan dinámico, fresco y verde, tan diferente de los otros femeninos a base de flores que conocía. Cuántos acordes florales, cítricos, almizclados, afrutados, herbales, amaderados, especiados, terrosos, se escodían en aquel perfume que parecía el paradigma de la sencillez de la mujer moderna, optimista, dinámica y laboralmente activa, representante de una nueva femineidad que combinaba tantas facetas como el mismo perfume.
    Ganada mi mayoría de edad y mi independencia económica, compré un Diorella vintage en una pequeña perfumería del centro de Barcelona, aunque no sabía que lo era. Me duró solo un verano, tras lo cual estuve buscando otro frasco por más de diez años. Hasta que encontré esta versión, o quizás debería llamarla “aversión”. En un principio me alegré al ver que la colección en que había sido lanzada se llamaba “Les Créations de Monsieur Dior”, reivindicando la originalidad de la fórmula, pero luego me sentí totalmente engañada. Esta versión del 2009 es una burda simplificación. Cuando pensaba que por fín había encontrado mi Santo Grial perfumístico, resultó que las 15 notas del perfume que yo había conocido habían sido reducidas a 3 (¡y no estoy segura de que sean 3, ya que no percibo la madreselva en esta fragancia, tan imprescindible en el Diorella original!). Aquel misterioso chipre verde, intensamente herbal pero deliciosamente floral, delicado pero vital, turbio pero cristalino, tan rico en matices, se había convertido en la enésima versión de un perfume cítrico cualquiera, al nivel de los flankers modernos del hoy también degradado Eau de Rochas.
    Fue así como Diorella me dio mi segunda gran lección sobre perfumería: difícilmente conseguiría volver a oler los aromas de mi infancia, por un montón de razones. A parte de que una ya no es la misma de entonces, los intereses económicos de las compañías y las normas de la IFRA imponen reformulaciones que los apartan cada vez más de aquellas fragancias que atesoramos en la memoria.
    Recién llegada al mundo de las fragancias, tuve la sensación de haber llegado muy tarde, de que la edad dorada de la perfumería comercial de calidad estaba a punto de acabarse. ¿Porque si no cómo explicar este despropósito de limón talcoso con algún ligerísimo toque verde? Para mí solo es una fragancia agradable que no es más que la sombra de lo que fue. Y por cierto, Christian Dior murió en 1957. De “Création de Monsieur Dior” nada de nada.

Les Creations de Monsieur Dior Diorella Christian Dior para Mujeres

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