1 review for Dent de Lait Serge Lutens

1. 

   Skydaynek – 2022-07-21:

   5 out of 5

   Este es un perfume bien raro.
   De entrada, decir que el nombre y el concepto me parecen terribles. No huele a infancia, ni a dientes de leche ni a nada remotamente parecido. Y lo que yo percibo tampoco está muy en consonancia con la pirámide aromática (aldehídos, violeta, clavo, almizcle blanco, incienso, cuero, quizá un poquito de iris, quizá un poquito de inmortal, quizá una pizca de vainilla).
   Arranca con una nube de aldehídos y almizcles blancos, que hace pensar en un jabón de manos caro, y sigue con algo dulce, vaporoso, que me hace pensar en arroz con leche. No huele a arroz con leche, pero sí evoca esa misma dulzura nebulosa, blanca, vaporosa, cremosa. Esto dura unos cinco minutos. Si alguien pensaba que esto era un gourmand al uso, va aviado, porque lo que viene ahora es esa misma sensación de dulzura nebulosa, pero ahora más húmeda y ardiente. Huele como un cuarto de baño donde alguien se acabase de duchar, exactamente evoca esa misma sensación de tibieza, de gel de baño, de piel cálida. Llegado a este punto, puedo entender que el perfume quiera en cierto modo apelar a una idea de sensualidad natural y espontánea, de inocencia perdida (este perfume se tendría que haber llamado Peau nue, Innocence Perdu o algo así). Y entonces emerge algo levemente animálico, casi rancio, casi acre. Odio cuando se dice que un perfume huele a persona mayor, pero hay algo en el fondo de este, muy en el fondo, que me hace pensar en el salón de una casa antigua de la calle Serrano, donde todo, muebles, habitantes… es muy viejo pero elegante, está bien conservado, escrupulosamente limpio y ligeramente perfumado. También en bolsos de cuero de primera calidad, viejos, pero mantenidos con un cuidado exquisito. Casi puedo ver a mi tía abuela, que falleció hace muchos años, casi nonagenaria, erguida en el gabinete de su piso del barrio de Salamanca, vestida de negro riguroso y con su pelo plateadísimo que conservaba la onda al agua con que lo llevaba desde su juventud de manera tan perfecta que se diría una peluca, pero siempre amable y sonriente…
   Y el perfume se queda ahí. Un oriental fresco ligeramente especiado, pero de una suavidad peculiar, que bascula entre el jabón de manos y el boudoir de una dama para la cual parece haberse detenido el tiempo.
   El rendimiento es discreto, pero bueno. Este no es un perfume intrusivo o penetrante, pero sí es claramente perceptible. Puede ser una buena opción para aquellos que no gusten de sentirse muy perfumados. También para aquellos que gusten de los orientales, pero que quieran algo especial, distinto a todo lo demás. Por demás, lo veo escasamente llevable en la vida real, como la mayoría de los últimos Lutens. Siempre digo que no se debe comprar un perfume a ciegas, pero en este caso es especialmente válido.