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klays – :
El otro día dando una vuelta me topé con un frasco de Celine, perfume que pasó sin pena ni gloria a principios de los 2000. Desde luego no será por falta de nombre, ya que la casa, de estilo similar a Chloé, es un gigante de la moda francesa. Pero en perfumería no han dado ni medio pelotazo. Total, que entre pitos y flautas a mí todo lo que salió al mercado entre 1998 y 2004 me interesa , así que como el frasco me costó cuatro duros lo compré a ciegas. Por cierto, en el año de su lanzamiento Michael Kors era el director creativo de la marca.
Conclusión: Celine for Men es una cosa totalmente irrelevante, por no decir que es una mierda. Ni el nombre de Annick Menardo, ni las sugerentes notas ni la moda de amaderados hedonistas de estos años se encuentran en su adn. Es más, tiene consistencia de agua de colonia de garrafa. Y para más inri no dura ni hora y media con un estela raquítica de principio a fin. Esta mañana, el tercer día que la estoy usando, me he puesto doce, que se dice pronto, doce toques en el cuello y a las diez y media mientras almorzaba no me los olía ni yo.
Y ahora viene lo gracioso: es un agua de colonia deliciosa.
Superando que no es un perfume y que te va a durar tres cuartos de hora lo que huelo me encanta: un agua sedosa y confortable, una base de linimento de maderas con resabios especiados muy suaves y algún que otro toque aromático casi comestible, como flotar encima de una nube con el pijama recién planchado. Recuerda a esos perfumes masculinos de finales de los noventa, esas fragancias que vendían en las cadenas de pronto moda antes de que llenaran los catálogos con cientos de novedades, cuando ibas a Zara y sólo había una colonia masculina. Genérica, vale, pero deliciosa. Pues este Celine es algo así, recuerda justo a esas fórmulas masculinas de cuando el minimalismo estaba agonizando y entraban arrollando las modas más estrafalarias de los 2000.
La nuez moscada está, pero de forma casi imperceptible. El cedro también, pero muy suave. ¿Castaña? Ni está ni se la espera, si acaso podría llegarte algún mínimo recuerdo de su cáscara. Sea lo que sea este perfume es una cosa completamente innecesaria y hasta un timo. Pero de repente lo hueles y te quedas enganchado a él. Por cierto, hace poco probé Bois d’Encens de la línea Privé de Armani. Con sorpresa comprobé que tenía consistencia de colonia de litro y un duración paupérrima. Pues esto es lo mismo pero me ha costado veinte euros en una mercería a punto de derrumbarse. Si lo veis a buen precio y os gustan los amaderados con recuerdos de piel humana y sábanas recién planchadas os gustará este Celine.