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Zzz1980 – :
Me encanta. Es mi primera fragancia de l’Artisan Parfumeur, y espero que no sea la última. Con algunas habrá que darse prisa, porque parece que las están descatalogando…
En un principio busqué la conexión de Passage d’Enfer con lo infernal, pero no encontré gran cosa. El adjetivo “celestial” sin duda se le aplica mejor. Por lo visto su nombre hace referencia al de la calle de París donde estuvo la primera sede de l’Artisan Parfumeur, hace mucho, mucho tiempo, cuando la compañía ni se imaginaba siquiera que acabaría formando parte de la gran familia Puig. Además, se nos dice en su página web que la palabra “passage” también se refería a la llegada del nuevo milenio. Y es que este clásico moderno tiene ya más de 15 años.
Como la mayoría de perfumes que me gustan, es bastante contradictorio. Su incienso no es cálido ni ardiente, ni tampoco recuerda al interior de una iglesia, al humo o a la ceniza. Es blanco, limpio, translúcido, con unos toques iniciales verdes y frescos. Sin embargo, Passage d’Enfer resulta misterioso y oscuro. Aunque sea blanco y frío, también es ardiente y chispeante, como una persistente vela encendida que ilumina una amplia estancia fría y lúgubre.
En su salida se nota mucho la nota de incienso somalí, que a diferencia de otros huele verde y fresco, como a resina de pino. Luego un lirio intenso con toques de almizcle blanco y cedro se hace cada vez más presente, mezclándose con la nota de incienso y adueñándose de las dos últimas fases del desarrollo de la fragancia. Poco a poco, aunque menos presentes que esa combinación, voy notando acordes que no aparecen en la lista oficial, como el coco, el ámbar, la pimienta blanca, la menta balsámica, quizás resinas varias.
En efecto uno de los encantos de Passage d’Enfer es que su aparente simplicidad es bastante relativa. Al ser tan árida, “pura” y “fresca”, y de esa manera tan artificial y postiza, entiendo muy bien las críticas que dicen que huele a las flores de un funeral, pero a la vez me resulta extrañamente revitalizante y euforizante.
Es más inofensiva de lo que sugiere su nombre, pero es mejor probarla antes de adquirirla. Para mí puede funcionar muy bien como fragancia de diario, aunque no faltará quien se sorprenda ante esa fragancia tan etérea (eso si no la llaman “fúnebre”). Tiene un lado fresco, dulce y luminoso tan intrigante como bello, pero se trata de la belleza y la frescura de unas flores blancas cortadas hace ya bastantes horas, despidiendo, sin embargo, su aroma más intenso y profundo.