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qiq – :
Esta es mi segunda reseña de Joop! Le Bain.
Tras ponérmela un día de finales de agosto-primeros de septiembre, con un tiempo singularmente caluroso y no quedar muy convencida con ella, la arrumbé a un rincón de mi armario. Hoy me he atrevido de nuevo con ella, y he de decir que me ha gustado bastante más. Hay que decir que en la Villa y Corte hoy el día está nublado y frío, y acaso ésa sea la clave de que hoy este perfume me haya funcionado mucho mejor. En un día así, resulta confortante. Como un licor o un té caliente.
Lo primero que percibo, de entrada, es un olor a barquillo muy poco usual. Normalmente despotrico contra los olores gourmand, pero en este caso el barquillo no resulta artificial ni muy intrusivo. Es la clase de barquillo artesanal que podrían hacer unas monjas en un obrador tradicional, aromatizado con limón, vainilla y almendra. Después una vainilla ambarada y licorosa, que es la nota más perceptible. Después cítricos. Unos cítricos nada amargos, endulzados, en su faceta menos ácida, por así decirlo. Maderas y flores blancas. Esta vez sí he captado más o menos todos los ingredientes prometidos. Duración y sillage excelentes. Este no deja de ser uno de esos perfumes ricos y lujosos de los ochenta, pero en este caso su porte es cortés y reservado.
Gadfet – :
Delicioso inolvidable. Una fragancia que transmite limpieza y pulcritud.
danik67 – :
Comprada a ciegas. Por las notas y por los comentarios, pensaba que podía ser algo de mi gusto, en lugar de Youth-Dew (quiero boicotear a Estée Lauder durante una temporada: estoy pero que muy cabreada con ellos por lo que han hecho con Aromatics Elixir) y aún la estoy digiriendo…
Joop Le Bain no huele a baño. No huele a limpio. No huelo a los aldehídos, ni a la rosa, ni al azahar, ni al limón, ni al jazmín ni al lirio del valle. Huelo sólo a un ámbar muy fuerte con toques de vainilla y pachuli. Y a almendras amargas: es curioso, pero ya he leído otros comentarios donde se remarcaba que olía a almendras amargas y a postres como crema catalana o panqueques. Pero tampoco es un empacho a etil maltol, azúcar escarchada y fruta sintética como se ve en tantos perfumes gourmand de ahora. Tiene un punto licoroso, como crêpes flambeadas al coñac, o tortitas con Cointreau. Algo así. No puede denegar su origen en los años 80, ni su parentesco con los orientales opulentos de entonces. Podría ser el resultado de meter en una coctelera Classique de Jean-Paul Gaultier, Trèsor de Lancôme y Beautiful de Estée Lauder. Ya saben. Fuerte, uberfemenino y ruidoso. Huele muy opulento y suntuoso, pero sin demasiado refinamiento. Es fuertón y tengo la impresión de que va a durar una eternidad. Sólo para amantes de los orientales desacomplejados y vieja escuela.
Me alegro de haber pillado sólo un frasco pequeño.
Edito: conforme van pasando el tiempo, el olor se va volviendo más seco y apolvado, con un toque de clavo y un no sé qué afrutado, pero sin ceder en su penetrante dulzura -nada azucarada, empero- que me hacen pensar en un Classique de Jean-Paul-Gaultier injertado en Yvresse de YSL. Maduro y penetrante. Más para salidas nocturnas que para uso diario o para ponerse después de la ducha. Desde luego, el nombre no está bien elegido, más que Le Bain se tendría que haber llamado La Pâtisserie…
Y confirmo que dura horrores sobre la piel: sigo notándolo aún después de haberme duchado.
acid2408 – :
Este perfume es una delicia, huele a limpio, si bien no es muy duradera, la super recomiendo tanto para el dia como para la noche, solo hay que volver a aplicarla a menudo.