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mc_k1k – :
En “Low”, el fundamental disco de los 70 de David Bowie, la repentina aparición de “Sound and Vision”, canción dispuesta en cuarto lugar, extrae el alma de cualquier oyente, la hace volar un año luz y se la devuelve, hechizada y desconcertada, a través de su sonido sencillo pero innatamente genial, fresco y joven, tan abrumador en su simpatía, tan reconfortante en todos y cada uno de sus detalles, y por dentro es posible sentir el minuto cero del primer día de verano de todos los años del planeta Tierra.
No es que me haya ido por las ramas, es que Guerlain Homme L’Eau me despierta directamente el mismo tipo de sensaciones desde su salida. Una impresionante textura helada, que no viene de cualquier nota artificial o plasticosa sino de una hermosa conjunción de eso, detalles, tan naturales como la brisa de la mañana. Imaginad una bebida muy fría, casi congelada, de lima, limón y menta. Guerlain Homme l’Eau es para mí exactamente eso, con acertadas transiciones y vuelos rasos en los que se puede notar pomelo, geranio y yo juraría que vetiver.
No se me ocurre nada más adecuado que este perfume para los días más húmedos y calurosos de verano. Consigue no solo que huelas bien sino, además, que te envuelva un escudo de cubitos de hielo imaginarios. Es absolutamente placentera, y una demostración de que para hacer el fresquito perfecto no hacen falta ni notas demasiado afrutadas, ni metálicas, ni una sobredosis de ozono.
Para colmo, la duración es más que buena para este tipo de perfumes (unas seis horas, aunque pasado ese tiempo siguen llegando ráfagas imprevistas) y la proyección es muy adecuada: moderada pero perceptible por los demás.
A día de hoy está descatalogada, no obstante, según he leído, Guerlain L’Homme L’Eau Boisée es un más que digno heredero de su espíritu.
Un sonoro aplauso.