1 review for Gold (Oud Wood and Dark Vanilla) Axe

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   karu38 – 2022-07-29:

   5 out of 5

   Aunque parezca mentira, es la primera vez en mi vida que pruebo un producto de AXE.
   Para empezar, ni me fijaba en ellos y consideraba que sólo fabricaba desodorantes de la gama almizcle aguamarino de supermercado, el típico aroma de lo más simple que se puede encontrar en un supermercado por el menor precio.
   Ni tan siquiera se me había ocurrido probar nunca un producto de AXE y eso que he probado muchas cosas diversas de “a un euro los tres litros”.
   El caso es que en casa de un familiar lo tenía encima de una mesa. Con su aspecto de botella de desodorante, completamente anodino, me he pulverizado en el brazo izquierdo y ¡OH CIELOS! que aroma más excelso.
   El acorde aromático es pura ambrosía, en la línea de un Annick Goutal o un Armani Privé Collection. Un exquisito efluvio de la más alta escuela de los gourmand orientales, de una muy alta calidad.
   No detecto el oud, en ninguna de sus múltiples facetas, por lo que la denominación de OUD WOOD es puro reclamo publicitario. Pero da exactamente lo mismo. Posee una exquisita vainilla achocolatada digna de un Dior, un Gucci o un Prada, de textura aterciopelada y untuosa, mullida y cálida.
   Otra nota que detecto es un etil maltol muy equilibrado y ponderado, nada que ver con el odioso etil maltol de A* Men de Mugler, emético y jaquecoso. Es una nota gourmand dulce como el néctar recogido por las más aplicadas abejas.
   El acorde de AXE SIGNATURE OUD WOOD & DARK VANILLA es lineal pero perfectamente ensamblado. Puedo atisbar toques de menta del Eufrates, de incienso de Samaria, de pimienta del Indostán y de cacao de Teotihuacán.
   Un fondo profundo de pachuli y cardamomo me devuelve a mis ofrendas rituales al Dios Baal o a mis danzas iniciáticas bajo los arcos del Templo de Nínive donde mi virginidad de doncella sagrada se mezclaba con los vapores de los óleos, los aceites y los ungüentos, de un color carmesí que, a ráfagas fugaces, se confundían con las sombras huidizas escondidas entre las columnas de hojas de acanto.
   No quiero ni hablar del precio de esta maravilla. Sería un sacrilegio.