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CaskCogelals – :
Yo no la recuerdo tan mala (sólo pude olerla en un par de ocasiones), si bien es cierto que era algo más plana que otras fragancias de la misma línea. Tampoco olía exactamente a incienso. Yo le notaba cierto resabio a Kyara (un tipo de madera de agáloco usada como incienso en Japón) a lo Flower by Kenzo Oriental, toques verdes-mohosos a ciprés y un dejo ambarado-lactónico-cremoso en la onda de Noa Cacharel. Sí me parecía una fragancia muy zen y muy japonesa, pero dejando de lado los estereotipos occidentales sobre Japón (geishas y maikos, samurais y ninja, muñecas manga de proporciones absurdas, películas de artes marciales en bosques de bambú y demás). Un viejo templo budista, como el de Nikko. Vetustas construcciones de madera, oscuras y hasta algo mohosas. Extraños ídolos orientales medio escondidos en la penumbra, con algún toque apagado de oro viejo entre bronces patinados y raras y exóticas maderas polvorientas: este era el Japón que creo Kyoto buscaba evocar.
Por cierto que en Japón existe una rica y antigua cultura del incienso, que gira en torno a la ceremonia del incienso o Ko-Kwai (no tan conocida en occidente como la ceremonia del té). A este respecto no está de más puntualizar que los ingredientes más usados en dichas ceremonias no son resinas como la mirra o el olíbano (lo que nosotros asociamos con el incienso), sino maderas preciosas como el sándalo, el cedro, el ciprés (también usadas para construir muebles, edificios y estatuas) o el agáloco, a los que se añaden pequeñas cantidades de especias, ciertas conchas marinas pulverizadas y resinas.
eliane – :
Kyoto corresponde a la pieza de la línea Incense de Comme des Garcons inspirada en el budismo, pretendiendo ser “una fragancia para la meditación” (Siguiendo la corriente de inspiración del resto de la línea en las diversas enseñanzas espirituales de la humanidad). Puntualmente, como la línea lo indica, las fragancias deben caracterizarse por una preponderante nota de incienso que “monopolice” la fragancia.
Dentro de esa concepción, Kyoto se presenta como la que tenía mejores expectativas y posibilidades, pero -en mi opinión- es la más plana y peor lograda, así como aburrida.
Dentro de su propio estirpe, Kyoto centraliza una impetuosa y realista nota de incienso que debería gobernar la fragancia -Permitiendo su debido enfoque al resto de los componentes, de lo contrario, serían burdas fragancias monotemáticas- sin embargo, en contraste se manifiesta una seca y hostil esencia amaderada basada en ciprés tosco y cedro frío, muy por el contrario, la nota de incienso emite dejos ahumados que escasamente condicionaran la evolución de Kyoto.
El acorde fundamental de Kyoto -en contraste con la premisa de la línea- es el amaderado, no el incienso y su característico tono balsámico.
Con una evolución escasa, en mi percepción aparecen 2 interpretaciones para el aroma de Kyoto: Primeramente, el aroma de un pino de navidad al cual se le acaba de rociar líquido contra incendios y segundo, el aroma del humo de iglesia.
Naturalmente, la primera faceta de Kyoto es desde irreverente hasta lúdica, aunque su fugacidad y contraposición con la segunda faceta le proporcionan un poco de factor sorpresa.
Mi principal conflicto con Kyoto recae precisamente en la faceta de humo de iglesia, y es que, honestamente, en Kyoto no hay ninguna reminiscencia a los monasterios budistas o siquiera a algún templo de madera mohosa con aroma herbáceo (Aunque si a los palillos de incienso convencionales), es más,en términos de logro conceptual se asemeja ligeramente a Nu de Yves Saint Laurent -Aunque si su grandilocuencia-, no obstante, también parece cruzarse con cierta severidad con Avignon (El cual, efectivamente esta basado en el catolicismo); con tales antecedentes, no es requerido mencionar que Kyoto no me parece particularmente única o singular (Algo que usualmente caracteriza a las fragancias de Comme des Garcons), otro defecto según yo se basaría en la estructura corporal de Kyoto, y es que en comparación con el resto de la línea -Por no decir varias fragancias basadas en incienso-, Kyoto es ligero y aireado, por no decir carente de cuerpo y potencia.
Algunos mencionan -en el foro en inglés- que contrae semejanzas con Loewe 7 de Loewe, personalmente discrepo la afirmación, ya que Loewe 7 tiene dejos frutales y especiados, mientras que Kyoto es radicalmente maderas con incienso (No detecto la presencia del café o la flor immortal). La estela es regular, así como la longevidad.
En Kyoto no hay desperdicios, de hecho, contextualmente hablando pueden resultar tentadoras porque dista de las fragancias frutales/gourmand (Aunque contar con un encanto relativo no es algo que yo aprecie en demasía… Por no decir nada), sin embargo, considero que las mejores obras de Incense son Avingnon y Jaisalmer, más allá de eso, veo a Kyoto como una pieza prescindible, en especial si el/la consumidor/a ya cuenta con alguna pieza proveniente de la línea.