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metinsese – :
Ninguna reseña de esta colonia, que por otra parte no es extraño dado que nunca ha sido excesivamente famosa.
Angel Schlesser pour homme es una fragancia algo irrelevante si la comparamos con similares que nacieron en su misma época, la de la limpieza urbana con aires de futuro. Personalmente me he quedado atrapado en los grandes perfumes del pasado o ante las propuestas más comerciales de principios del S XX, desde hace ya años encuentro poco que me motive en la perfumería comercial de hoy, la encuentro garrulísima y con unos acabados que hace veinte años hubieran sido considerados como propios de un ambientador. También están las marcas de autor, pero no puedo probar tanto como quisiera, así que últimamente me ha dado por valorar colonias como esta, colonias que transmiten serenidad, en las antípodas de las empalagosas fragancias populares que se llevan hoy que la que no lleva pera lleva pera y praliné o pera, praliné y merengue revenido.
Como su versión femenina (que me encanta), Angel Schlesser tiene esa cosa de limpieza sucia que exploraron perfumes como Eau Torride Givenchy o algunos Calvin Klein del cambio de siglo. En este caso y superando la primera bufada, con una bergamota del montón con recuerdos a duchas de gimnasio como tantos otros en su momento, lo que queda es un agua interesante, eso sí, de vida corta y estela muy pobre.
Dicen que lleva abeto, mi nariz no lo capta, y mira que es una nota que se hace ver. Lo que hay aquí es una fórmula de almizcle de lavandería con filos de bergamota sin madurar, un almizcle áspero e industrial, sustentada en un fondo muy chulo de matices aromáticos con un dulzor almidonado. El cardamomo ya es de por sí una nota que capto con textura de almohada, mullida, polvosa y casi floral, cardamomo y arroz sin cocinar, pues taza y media para conseguir ese efecto de querubín regordete y algo sucio. La verdad es que es bonito esforzar el olfato y sentir ese tintineo de dulzor apolvado que acompaña a la fragancia hasta que muere, un aire sabroso pero no comestible, más bien sexy, juguetón.
Una colonia aparentemente sencilla, almizclada y con regusto a lavandería , pero con un trasfondo en el que se captan ciertos resabios minerales que te recuerdan a ese dulzor alumínico característico de las heridas bucales y los aparatos dentales más el aire a heno o cojín mullido y usado del arroz/cardamomo. Estos dos conceptos funcionan, por una parte frialdad y por otra temperatura ambiente.
Parece un agua genérica al estilo de 1999, pero tiene su cosa, fresca pero yodada, limpia pero especiada, verde pero no campestre, si tuviera más potencia sería la ostia…