Andros Parera

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Andros Parera

Valorado 4.50 sobre 5 basado en 4 puntuaciones de clientes
(4 valoraciones de clientes)

Andros Parera comprar en linea en ScentBit

SKU:  PFJ4ZY4a7W Perfume Category:  . Fragrance Brand: Note:  .
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Descripción

Andros de Parera es una fragancia de la familia olfativa Aromática Acuática para Hombres. Andros se lanzó durante la 1980’s. La fragrancia contiene notas acuosas.

4 reviews for Andros Parera

  1. :

    5 out of 5

    Ya la probé hoy (no la compre).Agarren una botella de Ginger Ale, agítenla vigorosamente y destápenla en una eclosión de cítricos, jengibre, y gas. Así huele la salida de Andros. No considero elegante opinar sobre la opinión de otros foristas pero me siento obligado a decir con todo respeto que compararlo con cierto recuerdo a VC&A pour homme, Xeryus, o Anteus, es como comparar un coche Lada Niva del 82 con un Bugatti solo por que ambos tienen 4 ruedas. En cuanto a la descripción de Aromático-Acuático, supongo por que recuerda al olor del agua de piscina con cascaras de limón y unas hojas de abedul flotando. Ahora bien, cuando se disipa esa nube inicial de hipoclorito, alcohol y limón chillón , empieza a sentirse bondades: tiene buen sillage en citronella, bergamota,una poca de lavanda,quiza neroli,y un pellizco pequeñín aciruelado que confiere una interesante peculiaridad. Percibo al final algo de resinoso que le da estabilidad. Tiene considerable duración,lo reconozco.Ideal para una mañana de verano saliendo de la ducha,en que no quieres atestarte de aromas complicados. No esperaba gran cosa por el precio; tiene lo suyo,un fougere aceptable para quien guste de esta línea de aromas, heroico aquel pues en esta época los fougeres se consideran “démodée”.

  2. :

    4 out of 5

    Soy de Lima-Peru, y leer sus reseñas (sobre todo la del caballero Bofifa, una magistral digna de Cortázar, mis felicitaciones ! )ya me despertó la curiosidad de comprarla para apreciarla. Hoy, Julio 2018 estuve en una calle del centro de la ciudad , de proveedores de artículos de tocador y la venden 2 fcos. de 100 ml. a USD 10, lo cual me pareció una brutal bagatela que me dio desconfianza, pero veremos que encuentro y espero comentaros mi opinión.

  3. :

    5 out of 5

    Nos colamos en aquella casa abandonada una mañana del último día del año. Estaba perdida en medio del campo, era de difícil acceso y llevaba más de veinte años sin ser visitada por nadie. Hacía mucho frío y un silencio que solo rompía de vez en cuando el viento o el canto de algún pájaro. Los rumores decían que la familia que vivía allí se había marchado de imprevisto, por asuntos relacionados con una secta.
    En la planta baja, la sala principal nos recibió con su presencia gélida y angustiosa. Un ténue rayo de sol se colaba por el ventanal e iluminaba una enorme muñeca de trapo que descansaba sobre una hamaca. El polvo flotaba en el aire y se disponía sobre todas las cosas, cubriéndolas con una capa de serena suciedad. La piel de cabra del suelo había sido alguna vez blanca. En los estantes, licores antiguos, una televisión enorme, una cubertería de plata y adornos de porcelana, mudos y ajenos a su soledad.
    En la segunda planta, estaba todo a oscuras y tuvimos que utilizar nuestras linternas. El primer lugar al que entramos fue un enorme despacho. Una mesa repleta de papeles, una caja fuerte, imágenes de la Virgen y rosarios desparramados por el suelo eran visiones fugaces que pudieron captar nuestros focos. Libros de arquitectura y de economía. Abrimos un cajón de la mesa: fotografías familiares de color sepia y una cajita de balas. En un rincón, tres o cuatro sillas ornamentadas, de principios de siglo.
    Recorrimos las habitaciones. La principal tenía las puertas de los armarios abiertas y en su interior colgaba ropa de un estilo ya pasado hacía tiempo. Americanas, chaquetas, zapatos. Otra habitación perteneció a un chico joven. Allí danzaban, paralizados, muchas esperanzas y sueños. La pared estaba repleta de pósters de sus ídolos del motociclismo. En el escritorio, una revista de videojuegos abierta por una página concreta, como si el muchacho se hubiera ido esperando regresar en breve y concluir su lectura.
    En la última de las habitaciones, la más pequeña, solo se apilaban un montón de cajas con ropa y en el suelo estaban desparramados artículos de aseo. Mis compañeros quisieron irse, ya no había más que ver. Yo me fijé un poco más. Peines, jabones, cremas para el sol, medicamentos, todo tirado sin orden ni concierto. Y entonces la luz de mi linterna enfocó una cajita que me llamó la atención. Oscura, cuadrada, con elegantes letras que decían: “Andros de Parera”. La abrí y saqué su frasco del interior. Estaba nuevo.
    Hay una norma no escrita que dice que, cuando visitas una casa abandonada, no puedes llevarte nada de ella. Sin embargo, en aquel momento yo ya estaba infectado por la afición a los perfumes, y me pareció un desperdicio dejar morir allí aquel frasco, sin que nadie pudiera usarlo nunca. Así que abrí mi mochila y lo introduje en su interior.
    Aquel fue el peor comienzo de año de toda mi vida. La persona con la que llevaba cinco años me dijo que era el momento de dejarlo. Se veía venir desde hacía tiempo, nuestra relación estaba tan desgastada como la cazadora de polipiel que vi en un armario de la casa: era solo un cascarón vacío y a la deriva. Aun así, me sentí como si me hubiesen amputado una parte de mi alma. Triste y desconcertado porque el suelo se abría ante mis pies y estaba en caída libre, sin saber dónde agarrarme, tapándome las orejas en vano para no oír el doloroso eco que resonaba en mi interior.
    Afortunadamente, no hice lo que había hecho otras veces ante los reveses de la vida, no transité por caminos poco recomendables ni me entregué al dulce arte de la autodestrucción. Sin apenas darme cuenta, había brotado en mí una convicción de que tenía que esforzarme y reconstruirme. Sobrellevarlo, tirar adelante y esperar tiempos mejores. Pura supervivencia.
    Durante aquellos meses, gasté todo el frasco de 240 ml de Andros que había encontrado en la casa. Fue un periodo del que siempre me he sentido especialmente orgulloso, por el esfuerzo y la constancia con los que me apliqué para luchar contra el derrumbe de lo que hasta entonces había sido mi vida. Trabajé como nunca, me apunté a talleres y cursos, hice todo lo posible por conocer a gente nueva y llevé un estilo de vida sano y positivo. Profundicé en mis aficiones y encontré otras nuevas. En los momentos en que mi cabeza empezaba a darle vueltas al pasado, y a buscar cómos y porqués, sin sentido, pues la vida no es una ciencia exacta, reseteaba mis pensamientos y me enfocaba en cosas que me gustasen. Lo mismo hacía cuando me dejaba llevar por la pena.
    En todos y cada uno de estos momentos, Andros estuvo conmigo. Lo asocio a esa época de esfuerzo y recomposición personal. Se adaptaba perfectamente a cómo me sentía: era oscuro y recio, con una salida parecida a V&A Pour Homme, pero luego discreto y calmado. Tenía su punto de seriedad, aunque también de responsabilidad, de “seamos adultos”. Su parte romántica la rompía enseguida un secado asertivo, de acción, del día a día. Acababa siendo una especie de Antaeus humilde, muy simplificado, que no obstante se hacía querer. Era el perfume de “ahora vamos a ponernos a trabajar, no puedo perder el tiempo en cosas improductivas”. Y me fue muy bien porque acentuó una parte de mi carácter que me vi obligado a potenciar. Seco, breve, apaciguado y con cuerpo, lo utilizaba para perfumar mi alma y refortalecerla.
    Una vez pasado el tiempo, una vez acabado el frasco, con otra vida y otros objetivos, busqué hasta encontrar una nueva botella que utilizo muy poco. Cuando quiero recordar que cualquiera es capaz de todo y que la constancia es vital para sentirse bien, ocurra lo que ocurra luego. Por eso le tengo un gran cariño a Andros. Me gusta pensar que aquel frasco me agradeció haberlo sacado de la casa en ruinas, y que por eso me ayudó a darle color a la ruina en la que me había convertido yo.

  4. :

    4 out of 5

    Andros “acuática”…. Me parece que hubo un error. Hoy adquirí esta fragancia y no siento nada de acuática. A lo mejor del Mar Negro, quizás jaja.
    Es en mi opinion una fragancia tipica de los 80, de tipo enjabonado, lavanda, notas verdes y algunas resinas. Combina cosas de perfumes más notables como Pour homme Van Cleef, Xeryus o de la sofísticada Antaeus de Chanel.
    Aún esperando poco de esta colonia, me he llevado una sorpresa, porque pensé que iba a ser peor y en cambio me pareció buena. Creo que en su categoría, al estar descatalogada, huele más natural que muchas reformulaciones de otras mas famosas.
    Los contras son a primera vista; no es una composición muy compleja, es menos interesante y parece progresar poco.
    En precio no es muy cara. Si os gusta el género, diría que es una buena compra.
    Me parece un fougere aromático.

Andros Parera para Hombres

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